domingo, 17 de enero de 2021

INDEX DE INCLUSIÓN


Inclusión

Booth y Ainscow (2002) consideran a la inclusión como «un conjunto de procesos orientados a aumentar la participación de los estudiantes en la cultura, los currículos y las comunidades de las escuelas». Desde esta perspectiva la inclusión está relacionada con el acceso, la participación y logros de todos los alumnos, con especial énfasis en aquellos que están en riesgo de ser excluidos o marginados. Implica transformar la cultura, la organización y las prácticas de las escuelas para atender a la diversidad de necesidades educativas de todo el alumnado; la enseñanza se adapta a los alumnos y no estos a la enseñanza; las acciones van dirigidas principalmente a eliminar o minimizar las barreras físicas, personales o institucionales que limitan las oportunidades de aprendizaje, el pleno acceso y la participación de todos los estudiantes en las actividades educativas (Ainscow, 2001, 2005; Arnaiz, 2003; Blanco, 2006; Booth, 2006; Echeita, 2006, 2008; Opertti, 2008).

INDEX DE INCLUSIÓN

El Index para la inclusión es un compañero de viaje para aquellos centros educativos que estén interesados en explorar un enfoque inclusivo que se pueda aplicar a todos los niveles de la organización y que tenga en cuenta los puntos de vista de toda la comunidad educativa.

El  Index  para  la  inclusión  se  publicó  por  primera  vez  en  el  año  2000  (Booth  y Ainscow,  2000) y fue revisado en 2002 (Booth y Ainscow, 2002). En 2006 surgió una nueva versión dirigida al ámbito educativo infantil el “Index for Inclusion: developing play,  learning  and  participation  in  early  years  and  childcare”  (Booth,  Ainscow  y Kingston, 2006).  

En la actualidad, el Index para la inclusión se ha afianzado a nivel internacional como un instrumento que promueve prácticas más inclusivas en las escuelas (Vislie, 2003). Booth y Ainscow (2002) lo describen como una herramienta integral que ofrece a los centros educativos  apoyo y  colaboración  en el  proceso de  autoevaluación y  en la planificación e  implementación de futuras prácticas inclusivas. Todo ello, a partir de los recursos  y  de las  opiniones del  equipo directivo,  el profesorado,  los  alumnos y padres o cuidadores, así como los miembros de la comunidad en la que está inmersa la escuela. Es un marco de apoyo cuyo valor reside en su potencial para promover la reflexión y el desarrollo de prácticas que promueven el aprendizaje y la participación en los centros educativos (Vaughan, 2002).  

El  Index  no  ofrece  una  planificación  exacta  sino  que  implica  un  proceso  de autoevaluación  sistémico  a  través  de  tres  dimensiones superpuestas  con  la  vida escolar: la cultura escolar, la política y la práctica. Pretende estimular a las escuelas para que  inicien procesos  de planificación  y  colaboración acordes a  sus valores y contextos, que  sean  sostenibles en  el tiempo y  que se  puedan gestionar  desde el propio  centro  (Rustemier  y  Booth,  2005).  Uno  de  los  objetivos  que  persigue  es facilitar  un  proceso profundo  de exploración  que suscite  el cambio  y que  haga al centro  educativo  embarcarse  en un  viaje que  le lleve  desde su  actual posición  a convertirse en un centro inclusivo.

Es fundamental para el Index para la inclusión la creación de una cultura escolar que fomente la preocupación por el desarrollo de formas de trabajo que traten de reducir las  barreras  al  aprendizaje  y  a  la  participación  de  todos  los  estudiantes; independientemente  de  quién  las  experimente  y  de  que  dichas  barreras  se encuentren, en la cultura, la política y/o las prácticas de la escuela (Booth y Ainscow, 2002; Rustemier y Booth, 2005)

PARA QUE SIRVE:

El Index alienta a los profesionales que trabajan en el centro a compartir y construir nuevos conocimientos a partir de la información que tienen sobre los  aspectos  que impiden el aprendizaje y la participación de sus estudiantes. A través de un análisis de la escuela en su conjunto, se inicia un proceso que les lleva a realizar un examen detallado,  cada  vez  más  exigente,  de  las  posibilidades  para  incrementar  el aprendizaje y la participación. Todo ello, no debe ser visto como un trabajo adicional para los centros educativos, sino más bien como una forma sistemática de participar en  la  planificación  organizativa  y  escolar,  que  implica  el  establecimiento  de prioridades  para  el  cambio,  la  aplicación  de  nuevas  prácticas  y  la  revisión  del progreso realizado, y  la movilización de recursos infrautilizados dentro del personal, los estudiantes, los equipos, los padres y otros miembros de la comunidad escolar.   La  investigación-acción  que  subyace  al  proceso  está  organizada  a través  de  un conjunto de indicadores y preguntas, que facilitan el establecimiento del perfil de la escuela y la orientan sobre las áreas en las que es  conveniente realizar un análisis exhaustivo  de su  situación  presente  y  de sus  posibilidades  futuras para  alcanzar mayores cotas de inclusión. 

La estructura del Index para la inclusión  


Los  materiales  del  Index  contienen  una  estructura  ramificada  que  permite  de forma  progresiva  realizar  un  examen  detallado  de  todos  los  aspectos  de  la escuela.  El  esquema  global  del  instrumento  es  el  que  se  presenta  a continuación:

Las  dimensiones tienen la función de  dirigir el  pensamiento de la escuela hacia el cambio y representan áreas relativamente distintas de la actividad escolar. 

Las tres  dimensiones  se desarrollan  a  través  de  6 secciones,  dos  por  dimensión  y cada  una de ellas  se despliega  a través  de indicadores.  En  el instrumento nos encontramos con 45 indicadores cuyo significado se esclarece a  través de unas 500  de  preguntas,  aproximadamente  de  10  a  12  por  indicador  (Rustemier  y Booth, 2005).  De forma conjunta, las dimensiones, las secciones,  indicadores y preguntas  proporcionan  un  mapa  cada  vez  más  detallado  que va  a orientar  la exploración  de la  posición  actual  y va a  permitir  trazar  las  posibilidades  de  un futuro más inclusivo (Booth y Ainscow, 2000).   Las tres dimensiones del Index no se dan de forma aislada en la organización, si no  que  se  superponen  entre  sí,  ya  que  los  avances  en  la  cultura  de  la organización  requieren  a  su  vez  la  formulación  de  políticas  que  orientarán  la implementación de prácticas.  


A la hora de establecer prioridades y promover cambios en las organizaciones se ha  de  tener  presente  la  superposición  de  las  dimensiones  del  Index,  y  sería adecuado  que  se  considerara  que  una  prioridad  específica  asociada  a  una dimensión requerirá, sin lugar a dudas, cambios en las otras.  Cada  dimensión,  a  su  vez,  se  divide  en  dos  secciones,  que  se  centran  en  un conjunto de actividades en las que las organizaciones deben comprometerse como vía para ir mejorando el aprendizaje y la participación.




Cada  sección  está  formada  por  indicadores,  hasta  un  máximo  de  doce,  y  el significado  de  cada  uno  se  concreta  a  través  de  una  serie  de  preguntas.  Los indicadores son declaraciones de la aspiración inclusiva con los  que se pueden comparar  los  acuerdos  ya  existentes  en  la  escuela  para,  de  este  modo, establecer prioridades para la evolución.  Como  nos  indican  Booth  y  Ainscow  (2002)  “los  indicadores  representan  una formalización de  aspiraciones  con las  que se  compara  la situación  existente en la  organización,  para  poder  llegar  a  establecer  determinadas  prioridades  de mejora”.  Las  preguntas  vinculadas  a cada  indicador  ayudan  a definir  su significado de una forma que invita a las organizaciones a explorarlo con detalle.    

Tales  indicadores  pueden  cumplir varias  funciones,  por  ejemplo, pueden  servir para impulsar la reflexión de grupos de trabajo dentro de la organización y sacar a la  luz su conocimiento  previo acerca  del funcionamiento  de la organización, o para  moldear  los  procesos  de  investigación  que  se  quisieran  llevar  a  cabo  y servir como criterio de evaluación de los progresos.   Cada indicador se codifica con una letra y dos números: las letras A (Culturas), o B (Políticas),  o C (Prácticas) de las dimensiones, seguidas por  el número 1 y 2, en función de las secciones y a partir de ahí se añade un nuevo  número que  va ordenando los  indicadores dentro de  cada  sección.  Se muestran a continuación las dimensiones, secciones e indicadores.  

Presentamos seguidamente, a modo de ejemplo, el desglose del Indicador A.1.1. “Todo el mundo merece sentirse acogido”, perteneciente a la Dimensión A “Crear CULTURAS  inclusivas” y  la  sección  A.1.  “Construir  comunidad”  con  sus preguntas, tal y como se recoge en el Index para la inclusión.

No  debe  olvidarse  que  una  parte  esencial  del  uso  del  Index  lo  constituye  el intercambio de  información acerca de lo que se conoce sobre  el funcionamiento actual de la organización y las barreras para el aprendizaje y la participación que existen dentro de ella. Por ello, es importante indicar que el trabajo con el Index no pretende obviar las soluciones potenciales que ya estén bien articuladas en la organización, todo lo contrario, en lo posible intentará enfatizarlas.

También consideramos importante señalar que existen centros educativos donde no  se  podrán  aplicar  algunos  indicadores,  pero  a pesar  de  estas  limitaciones, estas  organizaciones  generalmente  están  dispuestas  a  realizar  un  plan  de mejora de la organización con una orientación inclusiva  y, por tanto, adaptarán los indicadores y las preguntas a sus propósitos y características. 




El proceso del Index 

Fase 1: comenzar a trabajar con el Index 

• Crear el grupo de participación 
• revisar el enfoque de planificación 
• concienciar sobre el Index 
• explorar los conocimientos que existen, guiándose por los conceptos clave y por el marco de planificación 
• analizar en profundidad, utilizando los indicadores y las preguntas 
• preparar el trabajo con otros 



Fase 2: analizar el centro 

• explorar los conocimientos y las ideas de los profesionales y del equipo directivo 
• explorar los conocimientos y las ideas de los niños y de los jóvenes 
• explorar los conocimientos y las ideas de los padres / cuidadores y de los miembros de la comunidad 
• establecer prioridades para la mejora 



Fase 3: crear un plan inclusivo 

• revisar las prioridades usando el marco de planificación 
• plasmar las prioridades en el plan de mejora 

Fase 4: apoyar la mejora 

• poner en acción las prioridades 
• mantener la mejora 



Fase 5: revisar el proceso del Index 

• revisar y registrar el progreso 
• revisar el trabajo con el Index 
• continuar el proceso del Index 

El Index no es solamente un proceso cuidadosamente planificado de identificación y puesta en marcha de prioridades para el cambio. La mejora es siempre algo más complejo que esto. La preocupación del Index por el cambio de valores puede animar a los profesionales y a los niños y jóvenes a realizar adaptaciones en las culturas, las políticas y las prácticas, que trascienda a cualquier prioridad particular. 

Conclusiones.  

El Index para la inclusión, según las investigaciones realizadas por diferentes autores en distintos países, no es  un  instrumento fácil de aplicar en  su conjunto pero  tiene múltiples aspectos positivos. Por  primera  vez, un instrumento  aborda  la inclusión a través de una triple dimensión que aúna, por una parte, los puntos de vista de todos los miembros de la comunidad educativa y, por otra, observa el proceso de inclusión desde  un  prisma que  considera a  la organización  en toda  su  complejidad ya que analiza su cultura, el despliegue de esta a través de las diferentes políticas que pone en marcha el  centro  y, en  último  lugar, cómo las  prácticas del día  a  día reflejan  la misión, visión y valores del centro respecto a la inclusión.

El hecho de iniciar un procedimiento de trabajo como el señalado por el Index para la inclusión permite,  por  una parte, que  la  comunidad en su  conjunto participe  en un proceso  de  reflexión  sobre  determinados  temas  que  en  el  día  a  día  quedan enmascarados por otros aspectos y, por otra, facilita que en la organización se hable con un  mismo lenguaje,  y  de forma  abierta, sobre el  estado de  ciertas  formas de pensar, hacer  y actuar  que van  a marcar la  cultura del centro,  sus políticas  y sus prácticas inclusivas.

El proceso del Index empieza desde el primer contacto con los materiales. 

Se construye sobre la base de que todos están implicados y se adapta a sus circunstancias particulares. De este modo, se anima a cada uno a tomar las riendas del mismo. Las fases del proceso del Index están recogidas en lo siguiente: 

REFERENCIAS

👌https://www.researchgate.net/publication/277141157_El_Index_para_la_inclusion_presencia_aprendizaje_y_participacion

👌https://www.eenet.org.uk/resources/docs/Index%20EY%20Spanish.pdf




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