La interseccionalidad es una herramienta para el análisis, el trabajo de abogacía y la elaboración de políticas, que aborda múltiples discriminaciones y nos ayuda a entender la manera en que conjuntos diferentes de identidades influyen sobre el acceso que se pueda tener a derechos y oportunidades. Este cuadernillo explica lo que es la interseccionalidad, incluyendo su papel fundamental en el trabajo en derechos humanos y desarrollo. Sugiere, además, formas diversas en las que puede ser utilizada por las personas que trabajan en defensa de la igualdad.
Aunque todas las mujeres de alguna u otra
manera sufren discriminación de género,
existen otros factores como la raza y el color
de la piel, la casta, la edad, la etnicidad, el
idioma, la ascendencia, la orientación sexual, la
religión, la clase socioeconómica, la capacidad,
la cultura, la localización geográfica y el
estatus como migrante, indígena, refugiada,
desplazada, niña o persona que vive con VIH/
SIDA, en una zona de conflicto u ocupada por
una potencia extranjera, que se combinan para
determinar la posición social de una persona.
La interseccionalidad es una herramienta
analítica para estudiar, entender y
responder a las maneras en que el género
se cruza con otras identidades y cómo estos
cruces contribuyen a experiencias únicas
de opresión y privilegio. Se trata, por tanto,
de una metodología indispensable para el
trabajo en los campos del desarrollo y los
derechos humanos.
¿Qué es la interseccionalidad?
La transversalidad es una teoría feminista, una
metodología para la investigación y un
trampolín para una agenda de acciones en el ámbito de la justicia social. Comienza con la premisa de que
la gente vive identidades múltiples, formadas por varias
capas, que se derivan de las relaciones sociales, la historia
y la operación de las estructuras del poder. Las personas
pertenecen a más de una comunidad a la vez y pueden
experimentar opresiones y privilegios de manera
simultánea (por ejemplo, una mujer puede ser una médica
respetada pero sufrir violencia doméstica en casa). El
análisis interseccional tiene como objetivo revelar las
variadas identidades, exponer los diferentes tipos de
discriminación y desventaja que se dan como consecuencia
de la combinación de identidades. Busca abordar las formas
en las que el racismo, el patriarcado, la opresión de clase y
otros sistemas de discriminación crean desigualdades que
estructuran las posiciones relativas de las mujeres. Toma
en consideración los contextos históricos, sociales y
políticos y también reconoce experiencias individuales
únicas que resultan de la conjunción de diferentes tipos de
identidad.
Por ejemplo, la experiencia de una mujer negra en Ciudad
del Cabo es cualitativamente distinta a la de una mujer
blanca o indígena en esa misma ciudad. De manera
similar, son únicas y distintas las experiencias que
implican ser lesbiana, anciana, discapacitada, pobre, del
Hemisferio norte, y/u otra serie de identidades.
El análisis interseccional plantea que no debemos entender la combinación de identidades como una suma que incrementa la propia carga sino como una que produce experiencias sustantivamente diferentes. En otras palabras, el objetivo no es mostrar cómo un grupo está más victimizado o privilegiado que otro, sino descubrir diferencias y similitudes significativas para poder superar las discriminaciones y establecer las condiciones necesarias para que todo el mundo pueda disfrutar sus derechos humanos

Como consecuencia de sus múltiples identidades,
algunas mujeres se ven empujadas a los márgenes y
experimentan profundas discriminaciones, mientras que
otras se benefician de posiciones más privilegiadas. El
análisis interseccional nos ayuda a visualizar cómo
convergen distintos tipos de discriminación: en
términos de intersección o de superposición de
identidades. Más aún, nos ayuda a entender y a
establecer el impacto de dicha convergencia en
situaciones de oportunidades y acceso a derechos, y a
ver cómo las políticas, los programas, los servicios y
las leyes que inciden sobre un aspecto de nuestras
vidas están inexorablemente vinculadas a los demás.
Por ejemplo, muchas empleadas domésticas son objeto
de agresión y de abuso sexual por parte de sus
empleadores. La situación de vulnerabilidad de aquéllas
es producto de la intersección de varias de sus
identidades (mujer, pobre, ciudadana extranjera),
reforzada y perpetuada por la intersección de
determinadas políticas, leyes y programas (políticas de
empleo, leyes de ciudadanía, refugios para mujeres
abusadas). Ya que estas políticas no responden a las
identidades específicas de las empleadas domésticas,
esto impide que las mujeres disfruten del derecho a
vivir libres de violencia.
Como paradigma teórico, la interseccionalidad nos permite
entender situaciones de opresión, de privilegio y de
derechos humanos en todas partes del mundo. Nos ayuda a
construir planteamientos en favor de una igualdad
sustantiva a partir de historias de mujeres o de estudios de
casos de colectividades (mujeres que hablan o escriben
desde la experiencia de sus identidades específicas y la
intersección de las mismas), mediante la aplicación de sus
lineamientos teóricos y de sus amplios principios. Ello nos
permite ver que el reclamo de las mujeres a favor de la
igualdad de derechos no es la expresión egoísta de cierto
sector que sólo busca promover sus propios intereses,
sino que es fundamental para que los derechos humanos
plenos, como promesa, pasen a ser una realidad para todos.
Por ende, la transversalidad es una herramienta para
construir una cultura de los derechos humanos en todos
los niveles del mundo actual, desde lo local hasta lo global.
Interseccionalidad: ¿por qué?
En su mayoría, los marcos conceptuales de género se
centran únicamente en las relaciones de género. Si bien es
habitual afirmar que las mujeres no son un sector
homogéneo, las implicaciones de ello suelen perderse al
momento de la aplicación. Más bien, se tiende
simplemente a señalar que “las mujeres pobres son las
más afectadas” y que “las mujeres de otras razas tienen
experiencias diferentes”. Como resultado, ciertos asuntos y
experiencias permanecen oscurecidas o invisibles.
Problemas que afectan única o principalmente a
determinadas mujeres pueden quedarse sin una respuesta
apropiada o adecuada.
De manera similar, muchos enfoques de tipo legal conciben
la discriminación sobre una base de múltiples factores, que
se afectan entre sí, donde cada uno agrega su peso a la carga
general de la desigualdad. Pero dichos enfoques no
reconocen la unicidad del fenómeno que ocurre allí donde
se cruzan los distintos tipos de discriminación. Cuando se
pierde de vista el contexto y el carácter cualitativo de la
discriminación en tanto experiencia, también se pierde el
sentido veraz del reclamo.
Requerimos herramientas como la interseccionalidad para
contrarrestar estas tendencias y ver íntegra la complejidad
y especificidad de los asuntos de los derechos de las
mujeres y el desarrollo, incluyendo la dimensión estructural
y dinámica de la interacción entre distintas políticas e
instituciones. Más aún, necesitamos un marco teórico de
este tipo para identificar prácticas que encajan con
patrones discriminatorios y para distinguirlas de aquellos
fenómenos que son idiosincráticos con respecto al actor o
la comunidad. (Como muestra el ejemplo mencionado al
principio, los problemas que enfrentan las mujeres negras solteras que buscan vivienda se derivan de la discriminación sistemática por
parte de los arrendadores canadienses.)
Cómo practicar la interseccionalidad
La manera en que pensamos determina qué hacemos y cómo.
Para poder utilizar
la interseccionalidad en nuestra labor, antes que nada, tenemos que pensar de
otra forma acerca de la identidad, la igualdad y el poder.
Implica centrarnos no en
categorías predeterminadas o en asuntos aislados, sino en todo lo que define
nuestro acceso a los derechos y a las oportunidades; esto es, en los puntos de
convergencia, en la complejidad, en las estructuras y en los procesos dinámicos.
En términos analíticos, implica ver la erradicación de la discriminación y el
enaltecimiento de la diversidad como asuntos centrales para el desarrollo y el
ejercicio pleno de los derechos humanos. Implica invertir sustancialmente en la
fase analítica de nuestra labor; el análisis interseccional tiene, en efecto, un nivel
de exigencia intelectual más elevado que muchos otros enfoques de género.
En segundo término,
El uso de la interseccionalidad implica valorar un enfoque
de “abajo hacia arriba” en la investigación, el análisis y la planeación.
Al
recopilar información debemos comenzar preguntándonos ¿cómo realmente viven
sus vidas las mujeres y los hombres? Así, podemos construir el retrato
respectivo desde “abajo para arriba”, dando cuenta de los distintos factores que
influyen en las vidas de las mujeres. Se requiere generar investigaciones
específicas acerca de las vivencias de aquellas mujeres que viven en los
márgenes, las más pobres entre las pobres, y también acerca de aquellas que
padecen distintas formas de opresión.2
Necesitamos descripciones y testimonios
personales, así como información desagregada de acuerdo con la raza, el sexo, la
etnia, la casta, la edad, el estatus ciudadano y otras formas de identidad. El
análisis debe tratar de revelar cómo determinadas políticas y prácticas configuran las vidas de las personas afectadas, distinguiéndolas de
otras que, por el contrario, no se encuentran bajo la
influencia de los mismos factores.
El modo en que utilicemos la interseccionalidad siempre depende de nuestra posición,
de nuestras necesidades y de nuestros objetivos.
He aquí una lista de posibles usos:
Al recoger datos empíricos y estadísticos acerca del impacto que tienen las
políticas económicas sobre las mujeres, hay que indagar acerca de las experiencias
de aquellas que pertenecen a sectores pobres, o a otros grupos étnicos, o a otros
grupos particulares identificados.
Al establecer las prioridades de un proyecto, hay que destinar recursos a los
más marginados, quienes deben haber sido identificados previamente al analizar
el entrecruzamiento de distintas formas de discriminación. Empoderar a quienes
tienen menos acceso a recursos y al ejercicio de sus derechos y centrarse en los
procesos que conducen a la pobreza y a la exclusión (proporcionando, por
ejemplo, servicios básicos de salud, de educación, de seguridad y protección, o
suministrando insumos y tecnologías agrícolas apropiadas) puede dar lugar a
logros efectivos y tangibles en materia de derechos de las mujeres e igualdad de
género.
Para ello, desde el inicio de tu trabajo puedes ir haciendo las siguientes
preguntas claves:
- Î ¿Qué formas de identidad son básicas en la organización de esta
comunidad (además del género, hay que tomar en cuenta la raza, la
etnia, la religión, la nacionalidad, la edad, la casta, las habilidades)?
- Î ¿Quiénes son las mujeres, las niñas, los hombres y los niños más
marginados en la comunidad y por qué?
- Î ¿Con qué programas sociales y económicos cuentan los distintos
grupos en la comunidad?
- Î ¿Quién tiene acceso a o control sobre los recursos productivos, quién
no y por qué? ¿Cuáles grupos están más representados públicamente,
cuáles menos y por qué?
- Î ¿Qué leyes, políticas y prácticas organizativas limitan las
posibilidades de desarrollo de los distintos grupos?
- Î ¿Qué oportunidades tienen a su alcance los distintos grupos para
poder avanzar?
- Î ¿Qué oportunidades facilitan el impulso de ciertos grupos?
- Î ¿Qué iniciativas abordarían las necesidades de los grupos más
marginados o discriminados de la sociedad?
CONCLUSIÓN
la interseccionalidad es una estrategia que sirve para vincular las
bases de la discriminación (raza, género, etc.) con el entorno social, económico, político y legal que alimenta la discriminación y que estructura las vivencias de
la opresión y del privilegio. La riqueza descriptiva de los análisis interseccionales
arroja luz sobre los distintos actores, instituciones, políticas y normas que se
entretejen para intervenir en una situación dada. Análisis de este tipo, que
resaltan las texturas, son
fundamentales para poder encauzar
efectivamente cambios progresivos
que permitan enfrentar las fuerzas
del fundamentalismo, las políticas
económicas neoliberales, la
militarización, las nuevas
tecnologías, el patriarcado y el
colonialismo arraigados, y el
nuevo imperialismo que hoy en
día amenazan los derechos de las
mujeres y el desarrollo sostenible.
https://www.awid.org/sites/default/files/atoms/files/nterseccionalidad_-_una_herramienta_para_la_justicia_de_genero_y_la_justicia_economica.pdf
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